Saqué las cartas al jardín, las rocié con aceite y eché una cerilla para prenderles fuego. Las cajas ardieron entre vivas llamaradas, pero el contenido tardó en quemarse más de lo que imaginaba. Era un día sin viento y la blanca columna de humo se alzó en línea recta apuntando al cielo de verano. Era como la enorme planta que creció hasta el cielo de «Las habichuelas mágicas». Si yo trepara por ella, tal vez, allá en lo alto, encontraría un pequeño mundo donde todas las cosas que pertenecían a mi pasado coexistieran con alegría. Sentado en una piedra del jardín, sudando a mares, contemplé inmóvil cómo se alzaba la columna de humo. Era una cálida mañana de verano que anunciaba una tarde tórrida. La camiseta, empapada en sudor, se adhería a mi cuerpo. En una vieja novela rusa, las cartas servirían para alimentar el fuego en una noche de invierno. Jamás para arder en el jardín, rociadas con aceite, una mañana de verano. Pero en la sórdida realidad del mundo en que vivimos, personas empapadas en sudor queman cartas por la mañana, y en verano. En este mundo, uno no puede guiarse por sus preferencias. Hay cosas que no pueden esperar hasta el invierno.

Haruki Murakami – “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”

# contraseña


Contraseña: “casa”;
Tiene que tener al menos 6 caracteres: “casona”;
Tiene que tener al menos un número:…
¡¡¡ Pero quién coño pone la contraseña tú o yo !!!
#microcuento
A mediodía del domingo subió como pudo a la cama. Sobre él, le pegó,... Gritaba "Despierta papá". Vano esfuerzo. Estaba muerto.
Te presentaste por la puerta
-“Tengo un regalo para ti”
- “Yo odio las sorpresas”
Me diste un beso mecánico
mirando hacia otro lado.





Mis sueños no pueden hacerse realidad
porque para ello no tendrían que pasar
cosas que ya han pasado.





- ¿Qué edad tienes?
-¿Qué quieres saber, cuanto me queda por vivir o cuanto falta para que me muera?



5 sentidos,…
Si no me llamas me muero
Si me llamas me muero

Si te digo la verdad
pensarás que estoy loco

La verdad es que estoy loco

Entretengo tu ausencia
dibujando con el dedo en el agua

Con el coche a 140
atravesando la mediana
quemando tus recuerdos

Hoy he roto tus fotos
y tus cartas.
No he vuelto a leerlas,
pero se que algunas dicen
"Te quiero" con distintas letras
(y "yo tambien te quiero")

No me vengas otra vez con el rollo de la mancha de mora
que cientos de miles de flores
no me van a quitar el recuerdo
de haberme comido una mierda.
Leí en alguna parte que el lenguaje era solo el 30 % de la comunicación oral.
De modo que no somos muy distintos de aquellos primeros hombres que se entendían con dos tipos de gruñido y moviendo los brazos.



5 inco sentidos
no son solo palabras
lo que te digo
N
^

la última noche,... esta noche
la última vez,... esta vez
- ¿cuándo?
- no te sientas en el compromiso
separo las manos de mi barriga y están cubiertas de sangre, estoy todo manchado de sangre desde la boca del estomago a los tobillos.
- no, no es ningún compromiso.
cierro los ojos y es como si viera a través de sus ojos.
- vuelve.
- vale, pero ¿a dónde?
no importa hacia donde camines, tu solo trata de no perder el norte -me digo a mi mismo, y es como si me escuchase.
- ¿no tienes claro si encontrarás el camino?
pero no es un camino de espacio si no de tiempo, aunque no te muevas un ápice ya lo estás andando.
lee

Yo aún era niño y me dedicaba a molestar por ahí, él estaba leyendo un libro en su sitio de costumbre, encima de una piedra con vistas al campo pero muy cerca de una calle del pueblo que a nadie cogía de paso porque no llevaba a ningún sitio más que a donde había un hombre leyendo. Ya le había preguntado otras veces qué leía y por qué leía y tonterías así, que se preguntan solo cuando uno es niño y que suelen dar lugar a respuestas enigmáticas. De modo que le pregunté por qué siempre estaba solo.
- Hecho en falta a una mujer.
Yo para dármelas de espabilado le dije.
– Hay un Nigth Club en un pueblo cercano.
- No me has entendido, -contestó- no echo de menos a una mujer cualquiera si no a una en concreto.
el anillo

El mismo dedo que me señala y acusa, atraviesa el anillo,
la mirada de rabia inquisidora,...

Somos frágiles, vulnerables
como animales heridos,
son nuestros nombres letras en desorden
¿quién me acompañará en mi descenso a los infiernos?
¿quién tocará la lira en las puertas del averno para que pueda seguir el camino de regreso?

x

Puse tantas cruces que al final no sabía por qué había puesto la primera,
después me quedé mirando las aspas con las que hacía las marcas,...
y todo se quedó en silencio, hasta ahora.
perdóname si frivolizo
pero es porque después de los 30
ya sé que un corazón roto corta más que un cuchillo,
ya se han comido mi corazón y también lo han cagado,
he llamado familia a gente de la que hoy no sé nada, ni me interesa.


Perdóname si frivolizo
por saber que una herida bien soldada deja cicatriz
y prefiero sexo ahora en vez de amor para siempre.

Nota.- Si sé que "un corazón roto corta más que un cuchillo" es porque me lo dijo textualmente Sergio García Medina, al que mando un saludo, donde quiera que este.
(Parte de esto me ha recordado un chiste:
Papá, papá ¿en qué se diferencian la ignorancia de la indiferencia?.
Hijo mío,… ni lo sé, ni me importa.)


Por tu forma de mirarme entiendo que no has entendido nada.
Me callo para no herirte y pasa otro invierno.
Lo cree todo para tí,
llené de estrellas el firmamento y puse peces en el mar
aves en el cielo y animales en la tierra,
lo llené todo de flores y el mundo quedó como un dulce.
Entonces nubes negras cerraron el cielo,
las aves empezaron a devorar a los peces y los peces unos a otros
los animales se pusieron a hacer cosas sucias,
a llenarlo todo de heces y a follarse unos a otros
las plantas se llenaron de insectos, el suelo de asfalto,
el humo y el metal lo emborronó todo.
Y ahora que te has ido hay días que no consigo encontrar nada bello,
nada que haga que valga la pena seguir dibujando.
Estoy cayendo al vacío, por el camino puedo verme a mí mismo reflejado en todos sitios, en mi cara el pánico. Quizá continúe así para degustar la adrenalina, para arrebujarme en mi depresión, igual que tú, amante del masoquismo, viniste a verme. Así me pregunto si caigo o me dejo caer, aunque lo realmente importante es que estoy cayendo, pero para saber qué debo hacer cuando llegue abajo sigo interrogándome. Entro otra vez en el espejo, yo no soy yo, me desintegro. Repito para mis ecos, frases hechas, me hago preguntas que no tienen respuestas, me miento a mí mismo.

4

Todo quieto, parado. Y yo, casi inerte.
Susurros, lamentos y parsimonia.
Todo Muerto, derruido,
esparcido como desecho inútil,
fractura de cuanto hay,
miseria,
nada.

Explosiones y turbinas, un hombre desnudo,
zumbidos,
ritmos,
un duende sentado en lo alto,
pesadillas y sudores, muchos nervios,
el espejo de lo que fui,
lagrimas y fracasos, rabia, depresión...

Al otro lado todo quieto, parado y yo, casi inerte. Nada.
deprisa, deprisa, no se avanza

Anuncian en la autoescuela de mi calle que hacen cursos intensivos para sacarse el carné de conducir. Vivo en una sociedad de consumo enferma del estrés, llevo 10 años sin aire acondicionado pero cuando voy a comprarlo me dicen que lo instalan la semana que viene y me sienta fatal. ¡Que desilusión! Si la compro esta mañana la camisa la quiero estrenar esta tarde. Cuando compro, lo quiero ya. En un restaurante no importa si el pescado es fresco y hay que limpiarlo, si me lo ponen en el plato en más de 15 minutos el servicio es malo.
¡El inglés con mil palabras! ¡Por favor!,… ¿Cuándo empezaremos a desear al eyaculador precoz?
sorpresa

Le compré un castillo con un montón de habitaciones de colores llamativos y un patio en el centro. Al menos llevaba 200 accesorios entre carros, puestos de mercado y banderas. Una pareja de simpáticos reyes, un príncipe galante y una bella princesa, un consejero con cara de sospechoso y una pareja de centinelas. Todo envuelto con un papel de color plata con rayas de colores. Era tan grande que ni siquiera podía abarcarlo con los brazos. Tendrá mil horas de diversión antes de que consiga perder todas las piezas, pensé. La ayudamos a quitar el papel y sus ojos se abrieron con sorpresa al ver los colores.

Después mi hermana abrió la caja y le enseñó inútilmente algunos accesorios para llamar su atención, pero se tiró toda la tarde jugando con las llaves del coche e intentando subirse a la mesa de centro.

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Esta es nuestra personal adaptación a los tiempos que corren